El 9 de diciembre pasado, San Rafael celebró su rica tradición vitivinícola con la Fiesta Provincial de la Flor de la Vid, el evento que en su novena edición dio inicio al calendario vendimial de Mendoza.
Con más de dos siglos de historia, casi 50 bodegas activas y 12 mil hectáreas plantadas, el terroir sanrafaelino se caracteriza por su clima semiárido, su amplitud térmica y la afluencia de los ríos Atuel y Diamante, un cocktail auspicioso para la producción de vinos.
En busca de posicionarse como uno de los principales destinos del enoturismo en la región, las bodegas de San Rafael amplían su infraestructura y diversifican sus ofertas gastronómicas y recreativas, en un entorno donde tradición y novedad conviven en armonía.
A continuación, un repaso por algunas imperdibles.
La Abeja: Construida en 1883, La Abeja es la primera bodega de San Rafael y una piedra angular en el desarrollo de la actividad. Su fundador fue Rodolfo Iselín, un inmigrante francés y pionero en la región, cuya vida tan trágica como fascinante acapara la atención de los turistas.
Iaccarini: Esta bodega centenaria fue fundada en 1903 por el inmigrante italiano Pascual Iaccarini y recuperada y puesta a punto en 2009, luego de una larga agonía que había derivado en su naufragio. Ubicada en el distrito Las Paredes, la finca se divide en tres parcelas, según la antigüedad de sus viñedos.
Tornaghi: Esta bodega centenaria nació en 1893 de la mano del inmigrante italiano César Tornaghi, pionero de la vitivinicultura sanrafaelina. Actualmente, la firma está en manos de la quinta generación Tornaghi, convirtiéndose en la bodega familiar más antigua de la región. Sus puertas están abiertas al público e invitan a descubrir las instalaciones y degustar algunos de sus vinos.
