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Las universidades se suman al plan nacional contra el hambre
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Las universidades se suman al plan nacional contra el hambre

Aportan diferentes proyectos sobre alimentación y nutrición. Buscan también potenciar las economías regionales.

Las universidades nacionales pusieron a disposición del gobierno nacional sus proyectos de investigación y extensión sobre alimentos, como un aporte al Plan Nacional Argentina contra el Hambre.

Investigaciones sobre alimentación, nutrición o plantas productoras de alimentos son algunas de las iniciativas que desarrollan las Universidades Nacionales en cada una de las provincias.

Entre los proyectos seleccionas, se encuentra el de la Universidad de San Luis (UNSL) que recibió fondos para desarrollar pastas secas de alto valor nutrición y lácteos de origen caprino con valor agregado.

También desarrollarán un sistema de gestión eficiente del agua con energías renovables para impulsar la agricultura familiar en comunidades Mapuche.

A través de los tres proyectos de la UNSL y el Conicet-CCT San Luis seleccionados en la convocatoria Ciencia y Tecnología contra el Hambre, se busca contribuir desde el sector científico-tecnológico a potenciar las acciones públicas que busquen revertir problemáticas como la malnutrición infantil, la emergencia alimentaria y la pobreza en todo el territorio nacional.

El rector de la UNSL, Víctor Moriñigo, destacó el orgullo como institución “de poder estar participando de esta convocatoria nacional, que para la Universidad y el momento que vive el país, no es una convocatoria más, porque se enfoca a trabajar, paliar y ocuparse de un tema que no es menor, que es el socioeconómico”.

La Pasta seca proteica de alto valor nutricional fue desarrollada por la investigadora Laura Teresa Rodríguez Furlán quien explicó que el objetivo de su proyecto fue desarrollar un producto que pudiera suplementar la dieta de las personas que actualmente en la Argentina están sufriendo de desnutrición, principalmente la gente de bajos recursos y por ende debía ser económico para que pudiera estar al alcance de todos.

“Desarrollamos una matriz en donde se pudiera incorporar nutrientes, basada en los requerimientos diarios de niños/as, adolescentes y adultos/as”, graficó.

El Desarrollo Productivo y Regional Sustentable para Incorporar Valor Agregado a los Productos Lácteos Caprinos pertenece a la investigadora Sonia Esther Barberis quien trabajará con las comunidades rurales más vulnerables.

En tanto, Guillermo Ricardo Catuogno aplicará un Sistema de gestión eficiente del agua con energías renovables en 40 familias para que trabajen en huertas frutihortícolas tanto para el desarrollo del consumo propio como también para su comercialización.

Tierra del Fuego

La Universidad de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (UNTDF) también fue seleccionada para el Desarrollo de bioinsumos locales para el fortalecimiento de la producción hortícola agroecológica de la Isla Grande de Tierra del Fuego.

El proyecto, dirigido por Cristian Carrión, docente investigador del Instituto de Ciencias Polares, Ambiente y Recursos Naturales (ICPA/UNTDF), busca desarrollar bioinsumos locales que son productos agrícolas basados en microoganismos benéficos que se emplean en el control de enfermedades, plagas y/o el incremento del rendimiento de cultivos”.

Harina de porotos para nuevos alimentos

Otro de los proyectos seleccionados en la convocatoria nacional “Ciencia y Tecnología contra el Hambre” propone producir harina de legumbres para la formulación de alimentos a partir de dos tipos de porotos que se cultivan en Corrientes: el caupí y el guaundú.

Se trata de una iniciativa que fue presentada por un grupo de investigadoras y becarias del Conicet en el Instituto de Química Básica y Aplicada del Nordeste Argentino (IQUIBA-NEA, Conicet-UNNE), encabezado por María Victoria Avanza, quien coordina el equipo integrado por especialistas del INTA, la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

El proyecto busca integrar conocimiento y tecnología para lograr el aprovechamiento y la revalorización de cultivos regionales, fortaleciendo la agricultura familiar y generando nuevas alternativas de alimentación para la población a partir de productos nutricionales con alto contenido de proteínas.

Con esta iniciativa, se adaptará una planta piloto que funcionará en instalaciones de la Estación Experimental INTA de El Sombrero, que será destinada a la producción de harina de legumbres en base a estándares de alta calidad.

A través de este proyecto también se avanzará en la elaboración de nuevos alimentos, como bebidas y snacks, además de un recetario para la utilización de las harinas, que se fabricarán en base a dos especies de legumbres de larga tradición en la región: los porotos caupí y guandú.

Actualmente, el cultivo de estas especies de legumbres está circunscripto a pequeños y medianos productores de la región y no constituyen una actividad económica relevante o de sostén para el agricultor familiar.

“Este proyecto nos va a permitir empezar a transferir a la sociedad lo que venimos haciendo desde hace muchos años en los laboratorios, a través de varias líneas que se desarrollan en la región y que tienen que ver con el estudio de las propiedades tecno-funcionales y biológicas de proteínas de legumbres cultivadas en el NEA”, explicó Avanza.



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