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Tras 26 años, se rompe el techo de cristal y una mujer conducirá el SUTE
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Tras 26 años, se rompe el techo de cristal y una mujer conducirá el SUTE

Desde 1995, el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación (SUTE) ha sido conducido por varones, salvo un interinato de Josefina Orozco durante unos meses en 2010. Por primera vez en 26 años, una mujer conducirá el gremio docente, ya que todas las listas en las elecciones de este 15 de diciembre llevan candidatas para estar a cargo de la Secretaría General.

El plazo para la presentación de las listas se extendió hasta el 3 de noviembre, y el 12 de ese mes fueron oficializadas por la junta electoral. La Marrón-bordó (Frente Unido por la Recuperación del SUTE, conocido como FURS) es la actual conducción y propone como secretaria general a Mirtha Faget. La Azul-Naranja es encabezada por Carina Sedano; la Celeste-verde, por Sandra Lacoste; la Rosa, por Verónica Torres, y la Ámbar, por Cristina Raso. Es la primera vez que hay tantas opciones, ya que, en general, los frentes han sido tres.

El Sute actualmente tiene unas 26 000 personas afiliadas –de las cuales el 78 % son de género femenino– y se encarga de la representación gremial de alrededor de 60 000 trabajadoras y trabajadores de la educación. El sector está compuesto mayoritariamente por mujeres –el 90 % de la docencia mendocina–, pero a los cargos jerárquicos acceden prioritariamente varones. Esto forma parte de una realidad más amplia: en Mendoza, solo el 14 % de los sindicatos tiene a una mujer al mando.

Además, hay cerca de 25 personas trans trabajando en docencia en la totalidad de la provincia, y una centena de lesbianas y gays visibles en las aulas. Son datos relevados entre 2017 y el 2021 sobre el acompañamiento de acceso a derechos por la Prosecretaría de Derechos Humanos y Género del gremio (2017-2021).

La última mujer en conducir el SUTE fue Raquel Bastidas, cuyo mandato concluyó en 1995. Posteriormente, el gremio tuvo seis secretarios generales: Marcos Garcetti en 1995, Gustavo Maure en 1998 (por tres mandatos), Eduardo Franchino en 2007, Javier Guevara en 2010, Adrián Mateluna en 2013 y Sebastián Henríquez en 2017.

Todo demuestra que también en esa estructura hacen eco el techo de cristal y el piso pegajoso. El techo de cristal se refiere a los obstáculos casi siempre invisibles pero reales que dificultan a las mujeres el acceso a los cargos de poder o de toma de decisión. Esto se puede pensar en dos planos: el vertical, ya que los puestos de jerarquía son reservados a los varones, y el horizontal, ya que –según los estereotipos de género– hay trabajos calificados como masculinos y otros como femeninos. En la docencia, un sector altamente feminizado, se refleja este concepto.

El piso pegajoso, por su parte, se refiere al hecho de que las mujeres siguen siendo las principales responsables de las tareas domésticas y de cuidado. Esto dificulta la dedicación a sus carreras laborales y, por lo tanto, limita su desarrollo profesional.


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