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Intrascendente y casi nulo el efecto político e institucional de la Marcha contra la Corte
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Intrascendente y casi nulo el efecto político e institucional de la Marcha contra la Corte

En la movilización para pedir la renuncia del máximo Tribunal, las organizaciones sindicales aportaron asistencia moderada que ocupó Plaza Lavalle. Hubo ausencia del Gobierno tras dudar y calcular costos y las Cámaras firmaron documento en la previa,

Al pico del acto, en torno a las 18, -cuando comenzó el único orador que fue el juez penal Juan Ramos Padilla- había una muchedumbre concentrada en la mitad de la plaza del lado del escenario, y varias columnas ingresaban por Tucumán desde la avenida 9 de julio, todas arterias cortadas al tránsito por la manifestación.

Por lejos, en el cuarto piso del Palacio se frotaban las manos con la marcha de ayer que aglutinó gran cantidad de apoyos detrás de sí ante lo que implicaba un pedido de renuncia masivo que pareció validado por el oficialismo. Pero finalmente fue tan intrascendente su efecto como era de esperarse, lo que implica también un triunfo que fortalecía al máximo Tribunal.

El Gobierno había quedado entrampado como promotor por no haber condenado una marcha que pedía el descabezamiento de uno de los Poderes del Estado pero lo cierto es que activamente no participó, ni aportó figuras de peso entre las presencias. En los despachos oficiales eran conscientes no solo de lo inconveniente de una movilización interpelada en esos términos, sino además de los costos políticos que recibiría el Ejecutivo. Tampoco el kirchnerismo paladar negro facilitó asistentes de primera o segunda línea. Sí llegaron a la primera fila el exministro de Economía Amado Boudou –con condena firme por la Corte- y el expiquetero Luis D´Elía fueron de los partícipes menos anónimos. La agrupación de Milagro Sala también fue ayer. El volumen político de la marcha quedó totalmente desinflado, a contramano, incluso, de los guarismos de quienes salieron a condenar la marcha alegando la afrenta republicana que significaría y el supuesto apoyo oficial que la tornaba un ejemplo de avasallamiento de la independencia judicial.


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