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Convocatorias públicas: para muchas chicas y chicos, la última oportunidad de encontrar una familia
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Convocatorias públicas: para muchas chicas y chicos, la última oportunidad de encontrar una familia

Grupos de hermanos, niños y niñas más “grandes” o con algún problema de salud forman parte de estos llamados abiertos a la comunidad que buscan hallar postulantes a adopción para quienes más cuesta, como le pasó a Micaela, que estaba por cumplir 14 años cuando conoció a su nueva mamá. ¿Cómo funcionan? ¿Cuál es su finalidad? ¿Por qué no hay postulantes para estas infancias?

Hace pocos días Micaela cumplió 17 años. Fue el cuarto cumpleaños que festejó junto a su nueva familia y el tercero fuera del hogar convivencial donde pasó parte de su vida. “Lo hicimos en un parque de diversiones y ella quiso imprimir invitaciones. Son cosas que no se me hubiesen ocurrido, porque las asocio con alguien más chico, pero ella en su momento no pudo hacerlo”, relata con entusiasmo Marina Anido, su mamá, quien en 2019, mirando la página “Buscamos Familia” de la Dirección Nacional de Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Dnrua), se detuvo en una de las convocatorias públicas difundidas por la provincia de Buenos Aires y dio un paso que cambió para siempre su vida y la de quien sería su hija. Marina se animó, llamó y se postuló para adoptar a esa adolescente que por entonces tenía 13 años.

Las convocatorias públicas son un llamado abierto a toda la comunidad, el último recurso que tiene el Estado para garantizar el derecho de un niño, niña o adolescente a vivir en familia una vez agotada la búsqueda de postulantes en la Red Federal de Registros. A las convocatorias pueden presentarse todas las personas: tanto aquellas que ya estén inscriptas en algún registro del país como quienes lo hacen por primera vez. La mayoría de los chicos y chicas que forman parte de este universo son más “grandes”, pertenecen a grupos de hermanos o tienen alguna discapacidad o problema de salud. Entre las diferentes jurisdicciones, actualmente hay abiertas más de 200 de estas instancias.

Marina no se había sentido interpelada particularmente por la maternidad, pero empezó a barajar la idea y pensó que la adopción era la forma que quería elegir para construir una familia. Comenzó a mirar la página de la Dnrua, participó de charlas y tomó una decisión: “Como yo estaba cerca de los 50, esa hija o hijo no podía ser chiquito”. Además, gracias a la información que obtuvo, sabía que “la mayoría de los que esperan son más grandes”.

Según datos recientes de Unicef y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, en la Argentina hay 2199 chicas y chicos en situación de adoptabilidad decretada, y casi la mitad son bonaerenses o porteños. El 75% tiene entre 6 y 17 años y más de un 10% presenta algún tipo de discapacidad o enfermedad permanente. Es una realidad que no se corresponde con la disponibilidad adoptiva de la gran mayoría de los postulantes admitidos en los registros del país, de los cuales el 27% solo aceptaría niños de hasta 7 años; un 19%, de hasta 8; mientras que apenas el 0,45 % de los legajos se encuentra disponible para mayores de 13. Justo la edad que tenía Micaela cuando conoció a Marina.

“La importancia de la convocatoria pública es que es una alternativa más para hallar familia para todos los chicos y las chicas”, enfatiza Marta Colussi, directora del Registro Centralizado de Adoptantes del Chaco, quien además destaca que “es la última oportunidad dentro del sistema”. Si bien considera que lo ideal sería dar con esos adoptantes dentro de los inscriptos y que en cada provincia hay distintas realidades, entiende que los registros manejan un número acotado de interesados y que con las convocatorias es posible “golpearle la puerta a la sociedad y decirle: acá están estos niños que están esperando”.

Las convocatorias surgen de esa necesidad. En Chaco, por ejemplo, la primera se hizo en 2015. “Fue no hace mucho y debutamos para un caso de seis hermanitos. Hallamos una familia que de otra manera hubiera sido muy difícil de encontrar”, cuenta Colussi. Según las estadísticas, solo 2,18 % de los postulantes inscriptos aceptarían a 3 o más hermanos.


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