Más de 100 empresarios y ejecutivos de la Unión Industrial Argentina (UIA) viajaron a Neuquén para celebrar este viernes el Día de la Industria en lo que llaman “la capital de Vaca Muerta”. Sin embargo, lo que esperaban que fuera una celebración histórica, al ser por primera vez fuera de Buenos Aires y con la presencia del presidente Alberto Fernández, se transformó en un acto que duró 17 minutos, “sin celebración y para condenar y repudiar el intento de magnicidio” a la vicepresidente, Cristina Kirchner.
Según pudo saber este diario, dentro de la mayor central industrial de Argentina no hubo grieta en cuanto a salir a condenar el hecho. Antes de las 8 de la mañana, la UIA ya había sacado un comunicado manifestando “su más enérgico repudio”. “Me sorprendió gratamente que no hubiera grieta en el repudio ni chistes de mal gusto en la intimidad del viaje. Ojalá sirva para bajar revoluciones”, contó una fuente del Comité Ejecutivo de la UIA.
De hecho, en otras cámaras empresarias contaron a Ámbito que hubo discusiones en cuanto a si debían sacar un comunicado. “De los miembros de la comisión directiva, el 90% no querían saber nada y no aprobaban. Hubo más debate sobre la legalidad del feriado que sobre lo que pasó”, contaron en una entidad fabril, por fuera de la UIA.
Lo que si quedó abierto dentro de la UIA es el debate acerca de qué ocurrió. “Ese tema está abierto. Hay diferencias internas acá, no se sabe si fue un loquito suelto o algo político”. Sobre este tema, uno de los dirigentes más importantes de la UIA afirmó: “Me resultaría una locura absoluta si lo que acabamos de ver fue un hecho político. Es un hecho aislado. Hechos policiales podemos tener”. En la misma línea, la empresaria Carolina Castro, miembro de UIA, contó a Ámbito: “Es difícil opinar qué fue lo que ocurrió, quiero creer que fue un hecho aislado, pero espero a la justicia”.
A nivel institucional, el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, no dejó dudas. En diálogo con medios, contó que decidió suspender todas las actividades relacionadas a la celebración, y aprovechar la presencia de más de 100 ejecutivos que habían viajado a Neuquén para hablar públicamente y condenar lo que llamó un “intento de magnicidio” contra la vicepresidente. “De ninguna manera el sector empresarial va a tener una actitud expectante o neutra con respecto a la condena”, afirmó.
Gran parte de los industriales se enteraron del atentado juntos, dado que el jueves a la noche, el día previo al Día de la Industria, ya estaban en Neuquén y fueron a cenar a La Toscana, un exclusivo restaurante de platos de $5000 y vinos que llegaban hasta $110.000. La primera reacción fue de sorpresa: “Había mucho estupor, asombro, es aterrador un atentado contra una figura pública. Vivimos décadas violentas y creíamos que ahora vivíamos en un país de paz”, contó Castro, de Industrias Guidi. Al día siguiente, el catering del trunco Dia de la Industria era del mismo exclusivo lugar.
Funes de Rioja llegó el viernes a la mañana, en un avión privado, junto a otros miembros de la UIA. “No solo me sorprendió la noticia, sino que me preocupó. Mi generación vio lo que es la violencia política, y en 39 años de democracia, aun con conflictos muy fuertes sociales y económicos, a nadie se le ocurrió que la violencia era el camino. Por eso vinimos a repudiar”, contó en diálogo con periodistas, antes de su discurso. Funes de rioja habló en un escenario, junto al gobernador Omar Gutiérrez, en un acto que duró 17 minutos. Apenas terminó, se retiró, dado que fue convocado por Julio Vitobello, secretario de presidencia, para un encuentro en Casa Rosada con Alberto Fernández junto a otros dirigentes sociales, sindicales y hasta la Iglesia.
“Veníamos pensando con mucho entusiasmo este día de la industria, para dejar una visión sobre el país que podríamos construir. Pero las circunstancias nos reúnen en otro momento, y quisimos estar acá para dar dejar constancia de que no podemos tener una celebración, y hacer un testimonio de nuestra preocupación, repudio y condena”, afirmó Funes de Rioja en el escenario. Calificó el hecho como "un salto al pasado" pero dijo que espera que no sea "un salto al vacío". De fondo, se veía una gigante máquina para perforación de pozos en yacimientos de Vaca Muerta.
La celebración debería haber contado con un conversatorio sobre Vaca Muerta, con las empresas energéticas más importantes del país, y con la presencia del presidente, Alberto Fernández, aunque todo fue suspendido, en una decisión con idas y vueltas que tomó Funes de Rioja junto a su mesa chica la misma mañana del viernes. Lo que si hicieron los empresarios por la mañana fue una recorrida por las oficinas de Tecpetrol, la empresa con el yacimiento más importante de Vaca Muerta, del grupo Techint.
Además, en la UIA ya comenzaron a replanificar el encuentro que tenían organizado, que podría llevarse a cabo la semana que viene en la sede porteña de la UIA. Desde la entidad fabril quieren transmitirle al Gobierno un plan industrial para que Vaca Muerta pueda desarrollar todo su potencial. Estiman que el sector podría generar una mejora histórica en la balanza comercial, al aportar u$s 19 mil millones, pero consideran que para eso se necesitan inversiones por u$s 7000 millones por año. Para que eso ocurra, aseguran que hacen falta nuevas les e incentivos fiscales, tributarios y cambiarios.
Ante la consulta sobre qué impacto económico podría tener este hecho político de gravedad, Funes de Rioja afirmó: “Este clima no afecta la economía, afecta todo”. Otro dirigente de la cúpula de la UIA agregó: “No hay desarrollo económico sin paz social”. Un miembro de la UIA miraba en su celular las acciones en el sitio Rava. Otro importante ejecutivo contaba: “Si miras la bolsa, esto no afectó a las empresas. Las acciones subieron en Nueva York. Pero la crispación en la sociedad es malo, porque Argentina tiene un nivel de complejidad alto, y cualquier ruido complica las soluciones”.
