Las personas menstruantes ("mujeres" según la ciencia, la biología, la naturaleza y la historia mundial), no tenemos "agenda" relacionada con la menstruación salvo saber más o menos en qué luna menstruamos. La agenda la tienen los políticos que inventan fechas como el "día de la higiene menstrual", a través de proyectos presentados y debatidos en la Cámara de Diputados y de Senadores de un país que está en llamas.
Legisladores que, para pensar esos proyectos necesitan decenas de asesores que se pongan a cranear cómo justificar semejante estupidez como declarar el "Día del Tampón y la Toallita" un avance en la lucha por la igualdad de género.
Estos legisladores ¿a quién creen que representan? ¿Creen de verdad que a las mujeres nos va a cambiar la vida porque ellos declaren el Día del Tampón y pinten de rojo el Congreso? ¿Por qué clase de criaturas estúpidas nos toman? ¿Hasta qué punto su "lucha por la igualdad de género nos va a seguir avergonzando, victimizando y poniendo en lugares tan miserables como exigirle toallitas al Estado Nacional?
Miles de mujeres a lo largo de la historia han luchado para dejar de ser consideradas "débiles", demostrando que la fortaleza reside en el espítiru y no en los músculos. Gracias a ellas, hoy, la mayoría de las mujeres tenemos los mismos problemas que los hombres han tenido históricamente: subsistir, mantener a los hijos, desarrollarnos, hacer una carrera laboral, sobresalir. Sobrevivir.
En un país adonde el trabajo escasea, que los políticos insistan en poner a las mujeres como personas llenas de problemáticas que hay que "asistir", no nos favorece para nada.
Pero los políticos viven en una realidad paralela. Incluso ellas, las autoras de la inciativa, las diputadas nacionales Mónica Macha, Gabriela Estévez, Daniela Vilar, Jimena López y Laura Russo, del Frente de Todos, "para resaltar la importancia de una política de acompañamiento menstrual", parecen vivir en una dimensión desconocida paralela adonde, en vez de estar desveladas por los 7 millones de niños con hambre, se enorgullecen de iluminar el Congreso para recordar que las mujeres menstruamos.
Sí, para todas las mujeres argentinas que viven en la pobreza y en la indigencia, menstruar es un trastorno para la higiene personal. Pero las diputadas no salen a repartir toallitas por los barrios. Sentadas en sus bancas proponen iluminar de rojo el Congreso y, con eso, sienten que se ganaron sus abultados salarios con los que pueden comprarse las toallitas perfumadas, con alas y tela "supersec".
