El consumo per cápita de carne vacuna en 2023 habría sido de 52,9 kilos por habitante en el año, lo que implicaría un crecimiento de 3,6% anual, un alza de 1,8 kilos más que en 2022. Asimismo, se registró una mejora de 4,4% con relación al promedio alcanzado en 2019 (+2,2 kg/hab/año).
Estos datos fueron difundidos por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina, que reveló una suba de 25,1% en el nivel general de precios al consumidor en el Gran Buenos Aires durante el último mes del año.
Esta dinámica se dio en un contexto de ajuste, entre otras variables, del tipo de cambio oficial y de liberación de los precios en general. De esta forma, en los últimos doce meses en promedio los precios al consumidor se triplicaron. En el caso particular del capítulo alimentos y bebidas no alcohólicas, el alza llegó a 29,5% entre noviembre y diciembre, y el incremento interanual fue de 252,9%.
Carne: un precio que no se convalidó en el mostrador
En diciembre, los frigoríficos ya no pudieron convalidar las fuertes subas de precios de la hacienda en pie ni siquiera para sostener el nivel de actividad y, luego del un salto del precio del kilo vivo observado en la segunda semana de diciembre, los valores negociados en el mercado de Cañuelas comenzaron a descender.
“Hay que tener presente que del otro lado del mostrador de las carnicerías se encuentra la capacidad de compra de los consumidores argentinos, principal comprador de la carne vacuna argentina en general y más aún por cuestiones estacionales en el cierre del año”, resalta el informe de la Cámara.
En función de todo lo expuesto, entre diciembre de 2021 y diciembre de 2023, es decir en los últimos dos años, el precio del animal en pie subió 515,8% y el precio promedio de los principales cortes vacunos aumentó 517,2%, guarismos que no estuvieron tan alejados de la variación que mostraron el nivel general del IPC (+505,4%) y el salario promedio de los trabajadores formales (+467,0%).
Poder adquisitivo del salario en carne
Concretamente, el poder adquisitivo del salario en términos de carne vacuna disminuyó sólo 8,15%. Y, asimismo, en el período de tiempo considerado el valor de un sustituto como el pollo se incrementó 639,0%, lo que implica que en promedio los cortes vacunos se abarataron 19,7% respecto del pollo.
Todo esto es lo que permite comprender el proceso de recuperación del consumo aparente de carne vacuna que se vie a lo largo de 2023.
